Nadie dijo que fuera fácil, ni que las superaciones significaran no volver a caer en la misma piedra. Muchas veces callamos lo más importante por miedo, o simplemente por orgullo. Sí, para no demostrar que somos más débiles de lo que piensan; así, podrán hablar de la fortaleza que existe en tus ojos y del empeño que le pones a la vida día sí y día también. Sin embargo, lo difícil llega cuando el malestar se convierte en costumbre diaria, cuando te das cuenta de que necesitas apoyarte en alguien porque si no, te derrumbas. Y no hay nada que duela más que las lágrimas en silencio, esas que no tienen miedo de salir, pero que tampoco quieren crear improvisaciones de tristeza. Esas que prefieren no disimular que tienen un largo recorrido que hacer, pero que no quieren ser motivo de alarma. Yo solo quiero poder dormir tranquila, sin tener que despertarme en mitad de la noche porque manipulan mis sueños hasta convertirlos en una marea constante. Si hay alguien ahí, que acuda a mi llamada, que la he puesto en silencio.
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