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sábado, 10 de noviembre de 2012

Dime una cosa, dónde quedaron todas las caricias, los abrazos, los besos de más... Dónde esas estúpidas ocho letras que aún resuenan en nuestras mentes. No sé si el frío de ahí fuera ha empezado a calarme aquí dentro y por eso exijo unos días para mí, o más bien, unos días sin ti. Nadie habla de dudas, ni de que hayan cortado las flores que tenemos plantadas en nuestro jardín pero, sí las has envenenado, dejándolas pobres; y es que no te das cuenta de que me niego a seguir manteniéndolas yo sola cuando no veo por tu parte un intento de mantenerlas con el color de siempre, aquél que es adictivo y perfecto. Ayúdame, que ya no puedo.

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