A veces, basta
mirar una simple fotografía para que los recuerdos te invadan. Otras, insistes
tanto en recordar aquella situación a la perfección, que parece imposible que
los detalles vuelvan a cobrar sentido en tu mente. Aún sigo pensando que todo
esto dejo de tener sentido cuando te fuiste, y más ahora, que al leer unas
frases que creía olvidadas, has hecho crecer la herida y cualquier recuerdo,
por borroso que sea, escuece. Me cuesta recordar tu olor por las mañanas; o
cómo era el tacto de tus manos sobre mi hombro. Odio esta sensación de querer
contarte cosas y tener que guardarlas, como si nadie quisiera prestarles
atención. Ojalá pudiera regalarte mis agendas y supieras tachar todas las
tareas que nos quedaron juntos por hacer. Hoy todo me recuerda a ti. Estoy
susceptible, será. No hay más espacio en mi pecho que el que ocupan tus
recuerdos, y me manchan de dolor, de culpa, de ese sentimiento que me hace
extrañarte tanto, cada día más; qué difícil es todo.
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