Páginas

martes, 28 de agosto de 2012

Me he quitado las manos de la cabeza y las he metido entre papeles, fotos, juegos,... en cualquier sitio que pueda despistarlas, y así, dejar de sollozar tu nombre. Me pinté los labios de rojo, para no desaprovecharlos y tener que sonreír siempre. Le he hecho frente a cualquier monumento que se ha alzado ante mí, incluso a rascacielos mucho más altos y difíciles. Dime, entonces, por qué me hiciste desconfiar de mis posibilidades, por qué encontré en tu mirada mi miedo a perder, a no poder conseguir lo que quiero. No me intentes confundir, que por fin tengo los pies sobre la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario