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lunes, 6 de enero de 2014

No me dejan de sorprender. Cada año, en estas fechas, me despierto, quizás, con un poco más de ilusión que el anterior. Incluso aquellos en los que no haya pedido nada en especial; porque, incluso hasta en el detalle más simple, encuentro magia. Esa magia que nos regalas sin esperar nada a cambio, esa ternura con la que hemos crecido, y ese esfuerzo incansable por superar batallas. Y es que ni siquiera la peor de nuestras suertes es capaz de robarnos la infancia a la que volvemos cada 6 de enero. Ojalá yo pudiera también sembrar esa semilla en aquellos que más me importan. La libertad está en ser dueños de la propia vida, y dentro de unos años, cuando estemos al borde de un ataque de nervios, o hayamos perdido por completo la ilusión por las pequeñas cosas, serán precisamente estos momentos los que nos ayuden a recuperar el aliento. Espero que todos pasen un día realmente bonito, que lo recuerden y puedan mantener la emoción durante unos largos 365 días.

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