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viernes, 1 de noviembre de 2013

Aunque no estés, estás

Hay gente que tiene la capacidad de hacerse sentir presente aun cuando ello sea remotamente imposible. De esto que la sientes, mirándote fijamente el cuello y vigilando cada movimiento. Hay veces en las que puedo escuchar su voz, me despierto con la rapidez de una alarma madrugadora, pero solo se trata de un susurro provocado por mi imaginación; otras soy capaz de construir un monólogo con antifaz de dialogo. Y no lo hago porque haya perdido la cabeza. Es que hay personas que hicieron tanto bien, que nos negamos a asumir que nunca más podremos aprender de sus consejos, de sus anécdotas o incluso de sus hechos. A las que echar de menos sin la necesidad de que las mencionen o de que la distancia aparezca momentáneamente. Y llegará un momento en el que te darás cuenta de que más de la mitad de tus actos tienen un trasfondo del color de sus ojos, que te incitan a honrarles demostrando en lo que te has convertido y puedes llegar a conseguir. Y aunque reconozco que es una lucha que cansa y agota, lo he asumido como una costumbre diaria. Por eso, aunque no estés, estás; en lo más profundo de nosotras, haciéndote un hueco en la línea que limita con la cordura y el delirio.

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