No quiero hacerte daño. No quiero ser el ácido que queme tus heridas, pero tampoco tu medicina. Si siempre puedo un poco más es gracias al enorme muro que hemos ido construyendo, sin cementos ni piedras; te hablo de la barrera que nos separa del resto de la gente, la que convierte lo inexplicable en razonable para nosotros; la que siempre nos recuerda que nos debemos una disculpa y no un rechazo. Y nunca me cansaré de recordarnos que nos merecemos la calma que tanto deseamos. No me doy por vencida por muchas batallas a las que nos hayamos retado, siempre se puede un poco más. Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras, para cuando quieras. Tú fuiste ese algo; que irrumpió en mi vida, con su sonrisa y sus ganas locas de vivir y se convirtió en esa clase de personas que permanece contra todo pronóstico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario