.JPG)
Dicen que la madurez no se consigue con los años, si no con los daños; y creo que nosotros no somos la excepción a la regla. Que nuestra relación hace tiempo que dejó de atender a racionalidades para tomarse la libertad de crear un camino único, de peajes y barreras en los que un beso era la moneda de pago. Hemos sido la unión más intensa que jamás nadie haya podido escuchar, ese vínculo mágico que surge para darnos quebraderos de cabeza. Eres la razón por la que me levanto con fuerzas todos lo días, mi dosis de fantasía y mi medicina. El hombro en el que siempre me voy a apoyar cuando me quedo en una esquina, como un robot averiado, sin poder encontrar el camino de regreso. Y sabes que por ello, te estaré eternamente agradecida. Eternamente en deuda contigo; por regalarme vida, ilusión, pero sobre todo, por hacerme ver que puedo hacerle frente a cualquier amanecer con tan solo desafiar al sol desde mi cama. No puedo describir lo enorme que eres en mi vida y la sonrisa que dibujas con una mirada, con un simple gesto de cariño. No importa quiénes seamos ahora o lo qué seremos en un futuro; solo te regalo estas líneas para repetirme en lo que siempre te digo que
ni yo sin vos; ni vos sin mí, ¿recuerdas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario